El eterno dilema.
Una boda que empieza a las 12h del mediodía no tiene fin. Se aprecian los pequeños detalles que hacen maravilloso el gran día. Las flores que han escogidas pensando en los gustos y manteniendo los colores de la época adornan las sillas al entrar en la ceremonia. Los pétalos que guían a novios, familiares y amigos hasta la ceremonia. El cantar de los pájaros también se hacen presentes en ese momento. La luz natural que nos regala el sol, y gracias a ésta, las maravillosas fotos que nos deja realizar. El paso a paso hasta llegar al aperitivo descubirendo nuevos colores y el majestuoso torreón de la masía saludando.
La noche que se va haciendo presente, dando un toque mágico al lugar.
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Casarse de noche también es maravilloso, se crean momentos mágicos. Las velas, luces, guirnaldas, antorchas y mucho, mucho romanticismo se hace presente. Llegar a Can Ribas, y encontrarte con un camino de cipreses iluminados, creando unos sentimientos en la vista y corazones de vuestros invitados inolvidables.
El día y la noche nos regalan imágenes únicas que harán que vuestro día brille con gran intensidad, que los recuerdos perduren a pesar del tiempo pasado.
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Fotos: Pablo Ricciardulli