Una de las cosas más fascinantes de tu boda es el tener, ahí todas juntitas, las personas más importantes de tu vida. ¿Las habías reunido nunca en un sólo lugar? Padres y hermanos, aquella amiga de la escuela con la que sigues siendo uña y carne, los compañeros de la universidad que hace mucho que no ves pero con los que sigues en contacto, tu amigo del alma, la abuela que está tan ilusionada, los colegas de cada sábado noche… ¡los tuyos y los de tu pareja, claro! Todos juntitos y contentos por vosotros pero…Y entre ellos, ¿se conocen? ¡Quién sabe cuántas amistades , risas o idilios están aún por descubrir entre la maravillosa gente aquí reunida!
No sufras, te damos una sencilla receta para que nadie se sienta extraño ????
- Toma los detalles de recuerdo que hayáis escogido. Comprados, hechos a mano, encargados…sean como sean, los vuestros: ¡los mejores del mundo mundial!
- A cada uno, asígnale el nombre de uno de los invitados. En bonitas etiquetas, por ejemplo. ¡Y cuántos apellidos aprendes de golpe, que a sus amigos siempre les has conocido por el nombre!
- Repartid los detalles de manera aleatoria. O que los recojan, o que se los encuentren, da igual. Lo importante es que tengan el recuerdo con el nombre de cualquier otra persona. Y sí, te dejamos hacer alguna trampa para facilitar que se encuentren aquellos que siempre has pensado que harían buenas migas.
- ¿La instrucción? Entregar el recuerdo a la persona pertinente. Que pregunten, que busquen, que se presenten, que hablen… ¡lo que quieran! Pero ¡que se conozcan!
Y quién sabe si en un tiempo irás a una boda que empiece con un “No había oído nunca a hablar de Daniel, ¡tenía su recuerdo en la mano y tenía que buscarle entre tanta gente! Y entonces alguien me lo señaló, ahí, mirando la fuente de las manzanas frente, a la masía. Madre mía, ¡qué ojazos!”