El eterno dilema.
Una boda que empieza a las 12h del mediodía no tiene fin. Se aprecian los pequeños detalles que hacen maravilloso el gran día. Las flores que han escogidas pensando en los gustos y manteniendo los colores de la época adornan las sillas al entrar en la ceremonia. Los pétalos que guían a novios, familiares y amigos hasta la ceremonia. El cantar de los pájaros también se hacen presentes en ese momento. La luz natural que nos regala el sol, y gracias a ésta, las maravillosas fotos que nos deja realizar. El paso a paso hasta llegar al aperitivo descubirendo nuevos colores y el majestuoso torreón de la masía saludando.
La noche que se va haciendo presente, dando un toque mágico al lugar.
Casarse de noche también es maravilloso, se crean momentos mágicos. Las velas, luces, guirnaldas, antorchas y mucho, mucho romanticismo se hace presente. Llegar a Can Ribas, y encontrarte con un camino de cipreses iluminados, creando unos sentimientos en la vista y corazones de vuestros invitados inolvidables.
El día y la noche nos regalan imágenes únicas que harán que vuestro día brille con gran intensidad, que los recuerdos perduren a pesar del tiempo pasado.